
La guerra de los generales
Lo primero nada de lo que pueda decir aquí debe ser tomado como otra cosa como mi reflexión personal. Y como tal ha de ser tratada, voy a utilizar estas lineas para expresar mis dudas sobre las impicaciones del tema de los wargames. Son dudas y ninguna certeza. Supongo que a la mayoria de los que puedan llegar a leer estas lineas ni les interesan ni les importan, como debe ser. Pero ¿quien sabe? el hecho de expresarlas en «voz alta» puede que me permita exorcizar mis dudas. Como siempre esta entrada escrita como «reacción» a otras cosas que he ido leyendo estos ultimos días en la red (ahí se conforma mi extraño concepto de actualidad), no es una entrada elaborada, es una vez más el intento, la propuesta de un tema de discusión que muy posiblemente me interese a mi y a nadie más. O lo que es peor quizá mis dudas (o temores) sean caprichosas y no tengan base real.
Pero vayamos por partes, en el mundo de los juegos de mesa periodicamente se despierta el interes por los wargames, por los juegos de guerra de mesa, aunque no quiero discutir aquí que es un juego de guerra o que deja de serlo. Las definiciones, como ocurre siempre a la hora de definir los generos, hacen imposible que sean lo suficientemente precisas para que no exista una borrosa forntera donde se pueda ubicar un título determinado. Poco importa esto salvo a los más ortodoxos y aquellos que gustan (gustamos) de discusiones bizantinas, pero para proguesar en la entrada permitanme que el punto de partido sea definir como wargame a un juego que pretenda simular, o aparentar realismo, de un determinando conflicto, primando la cuestión militar sobre cualquier otro aspecto. Con esto quiero decir, que ni el ajedrez, ni el risk, ni el Twilight Struggle son wargames. Pero insisto no importa gran cosa que un juego tenga la etiqueta de wargame o no.

El wargame nº1 de la BGG, no es un wargame (foto de no me canso de jugar)
Y esa es la pequeña base desde donde creo que hay que empezar, la pretensión de realismo y que es un conflicto militar. Luego ya podemos hablar de iniciación, y aquí puedo uno vez más manipular el lenguaje a mi antojo. Y aplicar el termino iniciación de una manera antropologica. Como el paso de la infancia a la edad adulta. Como lo cuentan en la película «un hombre llamado caballo». Una vez más exagero, pero a veces me parece que no tanto. Es habitual que los jugadores de wargames se den por importancia por el mero echo de jugarlo. Quizá como integrantes de una raza aparte, o como aqullos que superaron las terribles pruebas de inicación. Si en sociedades preindustriales los guerreros exihibán con orgullo las cicatrices del zarpazo de la fiera contra la que lucharon en su prueba de iniciación. Los «grognards» (o gruñones) como les gusta llamarse exhiben con orgullo sus cicatrices con forma de acronimos, WiF (World in Flames), ASl (Advanced Squad Leader) o ATR (Advanced Third reich). Por cierto, no esta de más de más señalar el gusto por la palabra «advanced» en el mundo de los juegos de guerra.

La dura iniciación en el mundo de los wargames
Todo esto me hace pensar que la verdadera iniciación no llega hasta que se juega a los llamados «monstruos» del genero, por muy injugables que sean. y por injugable entiendo tanto limitaciones de espacio ¿quien tiene un bunker y una mesa de operaciones para desplegar tropecientos mapas?, de tiempo ¿de verdad se pueden jugar partidas de 200 horas? o simplemente mecánicas soporíferas ¿o nadie se aburre despues de que tu rival gaste 60 minutos en mover todas sus fichas?
Pero me alejo del tema, más allá de esas cuestiones, el genero existe, y ni mucho menos todos los wargames son injugables. Y bien puede ser que a alguien se le despierte la curiosidad. Por varios motivos. Los aficionados a este genero, aunque pocos, suelen hablar maravillas del genero. Y cuando se presenta un juego en sociedad, transmitiendo las sensaciones que provoca (incluida me parece que forma tacita la de que jugar un wargame es algo muy especial) se suele despertar la curiosidad. Pero no solo son las sensaciones, las guerras, aunque no son la parte fundamental de la historia, si que suelen ser los episodios más dramáticos de la misma, son las que mejor se adaptan a nuesta forma un tanto maniquea de interpretar la historia. Es normal que se despierte la curiosidad de alguien que tenga por aficionado a la historia.
En cualquier caso, por lo que sea, puede ser que alguien se encuentre tentado de probar su primer wargame, y como en tantas otras cosa, no se puede le puede dar demasiadas oportunidades. Así que la primera impresión es importante. A la hora de comenzar, o de iniciarse, o de conseguir la primera cicatriz, es importante disfrutar de un buen juego. Pero no solo eso, el juego debe incluir algunos de los varios elementos que parecen definir a los wargames como genero. Por ejemplo, en los wargames encontramos conceptos habituales como factorización de las fichas (combate y movimiento, pero no solo), zona de control, avituallamiento, linea de visión, moral, etcetera y sobre todo, excepciones a las reglas de juego. No todos los juegos utilizan todos esos conceptos pero la mayoria sí utiliza alguno de ellos. Y casi siempre justificados por la pretensión de realismo. Por eso, creo, que se equivoca ACV a la hora de afrontar la cuestión de iniciación a los juegos de guerra. Tal y como lo veo más que una iniciación es una renovación del genero. No digo que no haya motivos para una renovación, sociologicos y culturales. Pero me da la impresión de que no es el camino, si es que lo hubiera, para disfrutar del hex&counter (definición que utilizo para hablar del wargame clasico). tampoco tiene mayor importancia, es un poco lo de Mahoma y la montaña, mientras ACV piensa que la montaña ha de ir a Mahoma yo al contrario. Si la iniciación supone el vaciado de contenidos a mi me parece que no me interesa tanto. Pero ya digo que esa es mi impresión.
En resumidas cuentas a la hora de iniciarse, habra que tener en cuenta
- Mejor un wargame, que un sucedaneo. No sé si decir que el Memoir 44 es un sucedaneo, hay hexagonos, el terreno influye, y hay linea de visión.
- Que el tema sea interesante para el que lo juega y le sea fácil recurrir a la epica. A mi me interesa mucho la guerra polaco-bolchevique pero seguro que hay gente que ni la conoce.
- Que sepa que los wargames son exigentes, no dan satisfacción inmediata. Destroquelar, leer el reglamento, desplegar las fichas, hacer una primera partida de mierda despues de 8 horas por que olvidaste 27 excepciones, recoger las fichas, volver a leer las reglas, volver a jugar, volver a olvidar 15 excepciones, y así for ever.
- Que es muy posible que no te gusten, mejor ahorrar tiempo con juego que sepas que estas ante un wargame que uno te genere dudas y des más oportunidades a algo que no es lo tuyo.
Y ahora debería acabar con la clasica lista de wargames recomendados siguiendo esos criterios. Tal vez la publique, pero no será aquí, será en la bsk.
Y para terminar, el tema, pero no en el sentido de que hablar Raik en su última entrada de Punto de Victoria, los wargames normalmente tienen unas mecanicas menos asfixiantes que los eurogames, y son más el soporte que la esencia del juego en si.
Pero el tema de los wargames es la guerra. Vaya tema. Menudo tema. Es complicada esta cuestión, y me resulta chocante despues de tanto tiempo jugando wargames. El ejemplo habitual al que recurro que es el del soldado de La chaqueta metalica con el simbolito de la paz grabado en su casco de guerra. Una contradicción de esta sociedad contemporánea. O me refugio pensando que el monopoly no provoca ¿ni alienta? la especulación inmobiliaria. O que los wargames son una actividad neutra que no promueve el militarismo ni el pacifismo. Pero no estoy muy seguro al fin y al cabo lo que se refleja es la visión que tienen de la guerra los generales, fichitas en sus mapas dispuestas a ser mandados. Quizá sea por eso que los juegos más disfruto sean los que introducen en algún momento alguna variable política o económica, como suele ocurrir en los juegos de guerra que han incorporado cartas a sus mecanicas, y ya no es solo cosa de desplegar, mover y disparar. (me viene a la memoria en este punto de la carta del Paths of Glory «French mutiny» y me aferro a ese recuerdo).
Es muy probable que este desasoiego venga de dos frentes, de una parte un afiche de La liga internacional de los combatientes por la paz. Una asociación de origen francés que surgió tras la primera guerra mundial, y que tras lo horrores de la misma, lo tenían muy claro:

¡Niños, no juguéis a la guerra! Padres si queréis que vuestro hijo viva, prepara el desarme moral. Suprime los juguetes militares.
Yo ante esta proclama me quedo sin argumentos, vale que se puede decir que va dirigido a los niños, y se supone que los adultos tenemos las cosas lo suficientemente claras como para decir nunca más a una guerra. Pero aún así, me da que pensar.
Y no sólo eso, ayer mismo en la red descubría que existe una video instalación documental en Reus que se llama «wargames» de este mismo año, donde cuentan la historia de un joven que pasa del ejército español a una empresa privada de mercenarios. Pincha el enlace para ver el trailer (no se puede colgar directamente en el blog).
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Espero que no sean más que paranoias mias, pero ¿existe el riesgo? ¿el riesgo de banalizar la guerra de hacerla atractiva?. A veces pienso si no sería mejor cambiar de afición, o de tema. ¿y si me paso a los juegos de trenes que son preciosos? Ah que se trata de invertir y apostar, gestión economica, «empresario sin escrúpulos y especulador». Si al final tendrá razón Joshua y habrá que jugar al ajedrez, o el parchís.